Antes que nada agradeceros el leerlo. Esto es un fragmento que he encontrado y he querido compartir con vosotras mis rickmanianas ^^ Espero que os guste y que me critiquéis todo!! XD
Ella
era huérfana de madre. Ésta había muerto en el parto.
Ana
iniciaba su primer curso en Hogwarts dónde su padre ejercía la
docencia.
Terminó
de bajar la última maleta al primer piso cuando una ráfaga de
viento salió de la chimenea del inmenso y oscuro salón. La niña se
sobresaltó y dejó caer la maleta a sus pies. Una ligera polvareda
salió del salón. Una tos interrumpió el incómodo silencio que
había precedido a la ráfaga de viento y polvo.
- ¿Papá?- preguntó con un ligero tembleque en la voz.
- ....sí...- contestó una grave voz entre la tos.
- ¿Nos vamos ya?- preguntó encendiendo la luz del salón.
- Aún no...- se incorporó y se dirigió a su cuarto.
Éste
era Severus Snape, el padre de Ana María. Era un hombre enigmático,
serio, sarcástico e irónico. Siempre vestía túnicas largas y
negras. Tenía el pelo largo, hasta los hombros, y negro como la
noche. A veces podría parecer cruel e injusto. Era muy inteligente,
pero lo que le hacía destacar era la Oclumancia, la dominaba como
nadie.
La
vida de Snape no había sido fácil. Prácticamente había crecido
solo; y en su adolescencia, su situación no mejoró. Se escapó de
la casa de sus padres a los 16 años y se instaló en la que hoy es
su casa. En el colegio no era muy popular, pero sí el más brillante
de su promoción. Una de sus compañeras de clase se enamoró de él
y tuvieron a Ana María muriendo así ella en el parto. Los padres de
ella apartaron a Ana María de Snape, y se la llevaron con ellos.
Severus se quedó atormentado con todo ello, convirtiéndose en una
persona más fría de lo que era. Cuando el abuelo materno de Ana
murió, la abuela visitó a Snape y le entregó a la niña, que ya
tenía 8 años. A partir de entonces, la vida de Snape no fue tan
oscura y, empezó de nuevo a ser feliz.
- ¿Has terminado ya con el equipaje?- preguntó Snape bajando las escaleras y colocándose frente a su hija.
- Sí, papá.
- Por si acaso, repasemos... ¿Varita de treinta y seis centímetros, flexible, de sauce y sangre de fénix?- preguntó mirando por encima de una lista que tenía delante de sus ojos.
- Sí...- respondió enseñándola. Estaba en el interior de su túnica escolar.
- ¿Caldero Peltre de medida 2?
- Sí.- miró en el interior de su baúl.
- ¿Juego de redomas de vidrio o cristal?
- Cristal...
- ¿Telescopio?
- Sí.
- ¿Balanza de latón?
- Sí. Todo... ¿Por qué no me compras un gato?
- Porque es mucho más útil la lechuza que te he regalado por tu cumpleaños ¿no te gusta?- hablaba con una seriedad algo cómica dada la conversación con una cría.
- ...muerde...- respondió con cara de inocencia.
- No es para acariciarla, sino para comunicarte.
- ¿Y una escoba? Es para viajar...- le sonrió.
- Cuando tengas 17 años podrás viajar en escoba; mientras, viajas conmigo con polvos flu que... es mucho más cómodo...- terminó acariciándose las posaderas, arqueando un poco las piernas y poniendo los ojos en blanco unos segundos.
- Por cierto, ¿Por qué los alumnos llevamos gorro y vosotros no?
- A mi no me preguntes, yo no he hecho la lista...- rompió la hoja e hizo desaparecer los trozos con un golpe de varita.
- Al menos podrías cambiar el color de la lechuza ¿no?
- El negro es un color precioso... y basta de tonterías, se te hace tarde. Tienes que coger el tren, vamos- con un golpe de varita cambió sus ropas por ropas muggles para no llamar la atención.
Snape y Ana María salieron para la estación. Cuando llegaron, atravesaron el andén nueve y tres cuartos.
- Bueno, pues nos vemos en el castillo- dijo Ana María cogiendo su equipaje.
- Hasta luego- dijo Snape mirándola.
- Estoy un poco nerviosa...- sonrió la niña tímida ante la mirada severa de su progenitor- espero que el viaje no dure mucho.
- Me temo que pasarás todo el día en el viejo tren- el tren pitó- Bueno, date prisa y monta, no lo vayas a perder...
Ana
María se montó. Colocó el equipaje y, el tren comenzó a andar.
Cuando Ana volvió a mirar por la ventana, vio que dónde antes había
estado su padre, ya no había ni rastro de él. Se dio cuenta de que
todos los padres que había en el andén saludaban a sus hijos que se
alejaban poco a poco de allí y, sintió una profunda tristeza al
recordar que su padre no la saludaba, que se había marchado.
A
Snape le costaba mostrar sus sentimientos, y eso era lo que a veces
entristecía a Ana.
.
. .
Cuando el tren salió de la estación,
Ana María se acomodó en su asiento y cerró los ojos. Decidió
dormir hasta la hora del almuerzo. Pero el ruido de la puerta del
compartimiento abriéndose, la sobresaltó.
- Hola, ¿me puedo sentar aquí?- preguntó un chico de pelo rubio y ondulado.
- ...pues...sí, por qué no....- estaba un poco nerviosa por el susto.
- Me llamo Gilderoy Lockhart ¿y tú?- se puso frente a ella extendiendo una mano.
- Ana María Snape- le estrechó la mano algo desconcertada.
- Encantado...- le soltó la mano sonriendo. Lo cierto es que era un chico muy guapo y atractivo, con una sonrisa encantadora- ¿Es tu primer año?- preguntó sin dejar de sonreír.
- Sí, ¿y el tuyo?
- También, sí...- él no paraba de sonreír.
- ...bueno...- suspiró- pareces muy feliz...
- Sí, soy muy risueño, jovial... es que tengo motivos...
- Me alegro por ti...
- Bueno, en realidad tengo un motivo: soy espectacularmente guapo...jejeje...- sacó un espejo del bolsillo y empezó a retocarse las perfiladas cejas rubias.
- Bueno, eres guapo; pero eso no lo es todo...- lo miró perpleja.
- Tienes razón, también estoy feliz porque tengo muchas novias que han formado mi club de fans...
- ...ah...- le dio un ligero tic en el ojo derecho.
- Tú también deberías de tener un club de fans, eres preciosa...- la miró a los ojos- o ser una de mis más queridas novias...- le guiñó un ojo.
- ...es muy tentador, y... me siento muy halagada; pero por ahora no me interesa...gracias...- se sonrojó ligeramente.
Gilderoy
abrió su baúl.
- Espero no haberme olvidado nada en casa... a ver...: cepillo del pelo, mis productos capilares, perfumes, la mejor selección de trajes de gala de la señora Malkings... ¡ah! ¡Se me ha olvidado el set de manicura y pedicura!
- ¿Para qué quieres hacerte la manicura en un colegio?- preguntó desconcertada.
- Siempre tengo que estar divino- la miró perplejo.
- Pués dile a tu madre que te lo envíe por vía lechuza...
- Es que en vez de comprarme una lechuza, me he comprando un gato, a las chicas les gusta más...- le enseñó un gato blanco, recién nacido, que llevaba en una cesta de viaje.
- ...¡Qué bonito!- Ana saltó del asiento y lo cogió en brazos.
- ¿Lo ves....?- la miró satisfecho.
- Si quieres te puedo prestar la mía...- dijo Ana sin dejar de mirar el gatito.
- Me harías un gran favor- Gilderoy dejó escapar el aire lentamente de sus pulmones aliviado ante el ofrecimiento de su nueva amiga.
- Cógela. Es negra y lleva mi etiqueta: “Ana Mª Snape”. Está en el vagón de los animales, que por cierto es dónde debería de estar tu gato.
- Es muy pequeño como para dejarlo solo allí. Ya mismo vuelvo- salió del compartimiento.
Ana
María se quedó de nuevo sola. Se sentó con el gatito en su regazo
ronroneando. El compartimiento se volvió a abrir.
- Está todo lleno ¿te importaría que nos quedásemos aquí?- pregunto una chica pelirroja que iba acompañada de otra rubia.
- En absoluto... pasad- dijo Ana dejando el gato en su cesta.
- Gracias. Me llamo Tifany Maloy- dijo la pelirroja sentándose al lado de Ana María.
- Yo Ana María Snape – se sonrieron- ¿También es tu primer año?
- No, es el segundo.
- Yo soy Jessica. Y también es mi primer año- dijo la chica rubia que se había sentado frente a Ana.
- Entonces a lo mejor estamos en la misma casa...
- Yo soy de Gryffindor- dijo Tifany sonriendo.
- A mi me gustaría ser de Slytherin, como mi padre...- dijo Ana.
- A mi también me gustaría pertenecer a Slytherin... como mi madre...- dijo Jessica cruzándose de piernas.Todas llevaban puesto el uniforme del colegio.
Tras
esta breve conversación, se acomodaron y se limitaron a mirar la
ventana. Aquel era un silencio algo incómodo, pero enseguida se
rompió el hielo.
- ¡Bueno! ¡Ya estoy aquí!- Gilderoy volvió a aparecer con varios arañazos en las mano- Me podrías haber dicho el tipo de bestia a la que me enfrentaba...- se sopló las heridas superficiales y de repente se percató de la presencia de dos nuevas compañeras de viaje- Buenos días...- sonrió y se acercó a Tifany- Me llamo Gilderoy Lockhart... un placer...
- Yo Tifany Maloy... encantada...- Tifany se había sonrojado y no paraba de mirarlo a los ojos.
- ...¡¿Y tu nombre, belleza?!- se fue tan rápido para Jessica que casi tropezó.
- Jessica Maloy- también sonrió- ¿También viajas en este vagón?- pestañeó.
- Por supuesto, mi sitio es este, justamente a tu lado...- se sentó lentamente y sin apartar los ojos de ella.
Jessica
era muy guapa. Tenía los cabellos casi plateados, los ojos de un
azul tan claro que a veces daba la sensación de que eran
transparentes. Su piel era algo menos blanca que la de Ana y algo más
sonrosada. La falda del uniforme era más corta que la de las demás,
y es que era muy presumida. Llevaba perfilados ojos y labios; y
desprendía un intenso olor a rosas.
Gilderoy
y Jessica estuvieron hablando muy entretenidos al igual que Tifany y
Ana hasta la hora del almuerzo. El carrito de la comida les
proporcionó hasta el postre y siguieron igual de animados hasta la
llegada a la estación.
Un
tipo gigantesco llamado Hagrid condujo a los de primer año a través
de un lago, montados en unas barcas. Ana María, Jessica, Gilderoy y
otro muchacho iban en una. Tifany, sin embargo, al no pertenecer al
grupo de los de primer año, tomo otro medio de transporte: los
carruajes tirados por animales “invisibles”.
Al
llegar al vestíbulo del castillo, una profesora de aspecto
intimidante les estaba esperando delante de unas grandísimas puertas
de roble, al final de unas escaleras de piedras que los alumnos
subieron hasta quedar frente a ella.
- Bienvenidos a Hogwarts, soy la profesora McGonagall: subdirectora- se aclaró la voz y prosiguió- Bien, en breve atravesaréis las puertas para uniros a vuestros compañeros, pero antes de eso, se os seleccionará para vuestras casas... A saber, Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Mientras viváis aquí, vuestra casa será vuestra familia, vuestros triunfos serán puntos para vuestra casa, y cualquier infracción hará que pierda puntos. Al final del año, la casa con más puntos será galardonada con la copa de la casa. La ceremonia de selección tendrá lugar en unos instantes...- se retiró y sacó la varita. Apuntó a la puerta y se volvió hacía ellos de nuevo- Seguidme.
Se
dirigieron hacía las puertas que se abrieron solas. Entraron a un
comedor gigantesco que, estaba repleto de estudiante de diferentes
cursos, sentados en cuatro mesas repartidas a lo ancho del comedor.
Al final, se encontraba otra mesa más grande que las demás, en ella
se encontraban sentados los profesores. En el espacio que había
entre la mesa de los profesores y las de los estudiantes, se
encontraba un taburete en el que había apoyado un sombrero de mago,
andrajoso y viejo.
Los
alumnos se quedaron frente al taburete, McGonagall se puso detrás
de él y sacó una lista su bolsillo.
- Cuándo os vaya nombrando, iréis sentándoos en el taburete y el sombrero os seleccionará para vuestra casa. Bien...- desenrolló la lista y comenzó a leer- Gilderoy Lockhart...- Gilderoy dejó de hablarle al oído a Jessica y se dirigió hacía el taburete. Se sentó y McGonagall le puso el sombrero.
- ...a ver...- empezó a decir el sombrero- ... ya sé: ¡Gryffindor!- gritó. Gilderoy, sonriente, se dirigió hacía la mesa de Gryffindor, donde las chicas de segundo, se levantaron para aplaudirle y piropearlo.
- Richard Harrison...- continuo McGonagall.
- ¡Ravenclaw!
- Ana María Snape.
- ¡Slytherin!- gritó el sombrero y Ana se volvió hacía la mesa de profesores buscando a su padre, pero no estaba.
- Perdone, ¿dónde está Severus Snape?- preguntó Ana en un susurro a McGonagall.
- Estará a punto de llegar; por cierto, sabemos que es tu padre....- respondió con el mismo tono y con una sonrisa.
- ¡Ah! Vale... ¿pero dónde...- empezó a decir pero la profesora la interrumpió.
- Jessica Maloy...
Jessica
apareció entre el numeroso grupo de primero y se sentó sonriente en
el taburete, cruzó las piernas y miró hacia Gilderoy.
- ...mmm difícil.... a ver... sí ¡Slytherin!- dijo el sombrero y la muchacha se encaminó hacia la mesa de Slytherin. Tomó asiento junto a Ana María.
Severus
apareció justo después de haber finalizado la ceremonia de
selección. Él, se sentaba a la derecha del director que, se levantó
y dio su habitual discurso anual.
La
cena transcurrió de manera normal, sin incidente alguno. Al
finalizar el banquete, los prefectos de cada casa condujeron a los
nuevos a sus respectivas salas comunes.
Ana
María se dirigió a su habitación, ésta compartida con cuatro
compañeras de primero entre las cuales se encontraba Jessica. Antes
de introducirse cada una en su cama, decidieron hacer un corro para
presentarse una a una y hablar un poco de ellas misma. Empezó una
chica de cabello rizado y oscuro.
- Me llamo Mariam, soy de Escocia. Me gustaría trabajar en el Ministerio de Magia...y por supuesto hacer amigas...- se sentó en el suelo y, dio turno a otra muchacha de cabellos castaños y largos.
- Hola, soy Elisa. Yo vivo en Londres. Aún no sé lo que me quiero dedicar cuando acabe en Hogwarts...- se sentó y dio turno a otra chica de cabellos pelirrojos.
- Buenas noches, me llamo Nicole. También soy de Escocia como Mariam. De mayor me gustaría ser algo relacionado con el mundo del espectáculo... actriz, quizás...- se quedó con aire ensoñador y luego se sentó.
- Mi nombre es Ana María, pero me podéis llamar Ana. Vivo en Londres con mi padre, soy huérfana de madre, ella murió en mi nacimiento, así que no la he conocido. Me gustaría ser auror, pero eso a mi padre no le parece buena idea; así que si no soy auror seré profesora de astronomía... – se sentó.
- Bueno queriditas, llegó mi turno...- Jessica se levantó luciendo su camisón (picardías) con chal negro transparente. Llevaba unas zapatillas a juego- Soy Jessica Maloy- mientras hablaba se acariciaba el pelo y sonreía- vivo en el inusual Londres- empezó a pasear por la habitación- aún no tengo claro que carrera me gustaría hacer... pero lo que sí que tengo claro es que, en este colegio me lo voy a pasar en grande- se paró en medio del corro- ¿os habéis fijado en el montón de chicos guapos que hay aquí?
- Por favor, Jessica; aquí no se viene a buscar novio, si no a estudiar- dijo Elisa.
- Lo sé, amiga; pero ¿no crees que en los ratos libres que tengamos podríamos pasárnoslo bien con ellos?
- Pués...- Elisa se quedó perpleja.
- ¡Claro que sí!- exclamó Jessica sonriente- Al principio me aburría la idea de venir a un colegio interno, pero al final me enteré que Hogwarts es el único mixto, así que aplaudí en parte la decisión de mis padres de enviarme aquí; y ahora que he visto a tanto chico guapo.... ¡Enviaré unas felicitaciones a mis padres en cuánto amanezca!- se dirigió hacia su cama y se dejó caer- ¡Ay! ¡Buenísimas noches muchachas!
Jessica
se metió en la cama y se quedó dormida enseguida. Ana María y el
resto de chicas imitaron a Jessica y, también se quedaron dormidas
al instante.
Al
día siguiente, se iniciaban las clases en Hogwarts. Alumnos y
profesores se retiraron a descansar temprano para empezar con fuerza
el curso. Los horarios fueron repartidos a la mañana siguiente
durante el desayuno.
- Las dos primeras horas: Transformaciones, después: encantamientos, y luego: Defensa Contra las Artes Oscuras. Más tarde: almorzar, y después: Pociones... No están mal los lunes...- dijo Ana y después suspiró.
- Hemos caído en la misma clase- dijo Jessica y a continuación dió un sorbo a su zumo de calabaza matutino.
- Sí, y estamos mezclados con un grupo de Gryffindor... entre los cuales está Gilderoy Lockhart...- se lamentóAna.
- Pues a mi me cae bien...- Jessica miró hacia la mesa de Gryffindor dónde Gilderoy estaba cortando con cuidado una tostada- Aunque parece un poco idiota...
- Bueno, yo me voy ya a clase; quiero sentarme delante para no perder detalle de nada... es lo que me ha dicho mi padre...- Ana cogió una tostada y salió del comedor.
- ... Entonces, yo también me voy...y así aprovecho para ver si por los pasillos me topo con algún chico...- se rió y siguió a Ana.
La
clase de Transformaciones transcurrió lentamente. La profesora
McGonagall explicaba en qué consistía la transformación, su
utilidad, grandes magos de la historia de la magia expertos en la
materia, etc. Jessica terminó por dormirse. Se sobresaltó al oír
la campana que indicaba el cambio de clase.
Aún
más aburrida era la clase de Encantamientos, lo único que la
amenizaba, según Jessica, era la voz del profesor Flitwick, que era
muy chillona y le hacía mucha gracia.
La
clase de Defensa Contra las Artes Oscuras era la más interesante.
Aunque, en el primer día no hicieron prácticamente nada, pudieron
darse cuenta de que el profesor iba a ser uno de sus favoritos. Era
joven, y muy amable. Se llamaba Remus J. Lupin.
Por
fin llegó el almuerzo. Jessica parecía más animada que a primera
hora. Ana María, sin embargo, comía en silencio.
- ¿Te ocurre algo, Ana?- preguntó Jessica, que estaba sentada al lado, sacándola de su ensimismamiento.
- ...¡No! Claro que no...- se sobresaltó.
- Es que estás algo.... ¿distraída?
- ...pues... será por el sueño; hasta que me acostumbre a este horario...- siguió comiendo.
- ...y ahora Pociones... Espero que no se haga muy pesada la clase...- Jessica suspiró.
- Yo también...- Ana María terminó de comer y se levantó de la mesa.
- Espérame y nos vamos juntas- Jessica también se levantó.
Durante
el camino hacia las mazmorras, Ana estuvo muy pensativa. Cuando
llegaron a la puerta de la clase, entraron. Se sentaron en la mesa
más cercana a la del profesor. Poco a poco la clase se fue llenando.
Todos hablaban entre ellos.
- Me pregunto quién será el profesor de pociones, espero que no sea muy viejo... por lo menos en Defensa Contra las Artes Oscuras me puedo entretener mirándole el paquete a Lupin que, no está nada mal...- Jessica sonrió a Ana- También espero no tener que ensuciarme hoy, cortando ingredientes de no se qué... La verdad...- el ruido de la puerta la interrumpió.
- No permitiré ni aireos de varitas mágicas ni bobos encantamientos en esta clase, lo advierto...- empezó a decir el profesor a medida que se acercaba a su mesa. Jessica lo escuchaba boquiabierta- No creo que muchos de ustedes aprecien la sutil ciencia y precisuerte de la elaboración de pociones, no obstante, aquellos pocos elegidos...- miró de reojo a Ana- que posean tal predisposición...- hizo una breve pausa en la que se cruzó de brazos y continuó- Conseguiré enseñaros a embrujar la mente y a confundir los sentidos; os enseñaré a embotellar la fama, a elaborar la gloria, e incluso, detener a la propia muerte...- se dirigió hacia su silla y se sentó si apartar la mirada de la clase- Bien, ahora empezaremos el tema 1: Pociones esenciales. Abrid los libros por la página 8- abrió su libro y empezó a leer.
- ...vaya... que hombre tan... atractivo...- dijo Jessica en un susurro y sin dejar de mirar a Snape- creo que las clases de pociones no van a ser tan aburridas como creía...mmm...
- ¡Jessica, por favor!- le regañó Ana en voz baja.
- ¿Qué pasa? ¿Estás celosa...?- preguntó sonriendo maliciosamente.
- ¡Es mi padre!
- ¡¿En serio?!- elevó un poco la voz y Snape se detuvo.
- Quizás la señorita...- alzó una ceja en señal de pregunta.
- Maloy, señor- respondió Jessica con una sonrisa.
- ...Maloy... quiera tener el primer castigo del año...
- No, señor.
- ¡No me conteste!- se sobresaltó Snape.
- No, señor.
- Cinco puntos menos para su casa.
- Soy de Slytherin, señor- respondía sonriente- le estaría quitando puntos a su propia casa ¿no?
- Castigada después de clase- sentenció el profesor y dio un golpe a la mesa que hizo sobresaltar a toda la clase, menos a Jessica.
Al
finalizar la clase de pociones, todos salieron de la mazmorra,
excepto Jessica; se había quedado sentada en su sitio. Estaba
sentada con las piernas cruzadas, sonriendo y tocándose el pelo. El
profesor terminó de redactar una nota y dejó la pluma en el
tintero. Se levantó de la mesa lentamente y se puso frente a la
sonriente Jessica.
- Bien... ¿No le avergüenza ser la primera alumna castigada del ...- empezó a decir.
- Pues...
- ¡No me interrumpa!- dio un golpe en la mesa de Jessica que no terminó con la sonrisa de ésta- Piense que en Slytherin no toleramos esta actitud... no me interesa que perjudique a esta casa... de modo que no tolerare otra muestra de su descaro en mi clase o en ninguna otra, puesto que soy su responsable; o- mientras hablaba acercaba su cara a la de Jessica para intimidarla, cosa que no funcionaria con ella- haré que la expulsen de Hogwarts... ¿entendido?- terminó de hablar y esperó su respuesta alzando la ceja de nuevo.
- ¿Ahora puedo hablar?- se quedó un poco ensimismada mirando los ojos del profesor.
- Señorita Maloy...- suspiró violentamente y se incorporó- espero que a partir de mañana tenga una nueva predisposición... de lo contrario, ya sabe a lo que se expone... ¿Lo ha comprendido?
- ...sí...
- Sí, señor- la corrigió.
- Sí, señor- se levantó de su silla- ¿Me puedo ir ya? Tengo apetito...- lo miró con cara de buena.
- Mañana, a la misma hora estarás en mi despacho. Te enseñaré a comportarte...- le hizo un gesto con la cabeza para que saliera de clase.
- ...¿No va a comer?
- Eso no es de su incumbencia- dijo Snape sentándose de nuevo en la mesa y volviendo a escribir mientras Jessica salía de la mazmorra.
Jessica
llegó al gran comedor dónde Ana comía distraída. La hija de Snape
ni siquiera se dio cuenta cuando Jessica se sentó a su lado.
- Hola- dijo Jessica cogiendo sus cubiertos.
- ¡Ah! Hola... No te he oído llegar...
- Mañana tengo otro castigo con tu padre...- dijo sonriendo- del que por cierto me tienes que hablar...
- ¿Por qué estás tan alegre de estar castigada? Y ¿por qué te tengo que hablar de mi padre?- Ana se molestó.
- En primer lugar: estoy contenta de pasar con tu padre unas horas a solas...- explicó más alegre que nunca- Y en segundo lugar: me tienes que hablar de él para que pueda conquistarle...- comió un poco de pan.
- ¡¿Qué, qué?!- Ana se atragantó.
- No por ahora, pero esperaré a estar en el último curso en Hogwarts, cuando sea mayor de edad...- Jessica siguió comiendo con tranquilidad.
- ¡Pero ¿tú estás loca?!- Ana María parecía fuera de sí. Varios estudiantes empezaron a mirarla.
- Claro que no tonta... solo digo que conquistaré a tu padre cuando sea mayor de edad, para que no haya ningún inconveniente... Mientras, me puedo divertir con el que quiera; de mi edad, claro. Gilderoy me ha pedido que sea su novia y, creo que le voy a decir que sí después de cenar...
- Bueno... si tú crees que mi padre se va a fijar en una niña...
- Se fijará en una mujer, te he dicho que lo conquistaré apenas cumpla los 17...
- Jessica...- Ana empezó a reírse.
- ¿Qué pasa?
- Cuando tengas esa edad...- siguió riéndose- mi padre será más viejo que ahora... No creo que te guste tener de novio a un viejo ¿no?
- Tonterías. Yo tengo 11 años, hasta los 17 tienen que pasar 6. Tú padre tendrá unos...
- Unos 38...- Ana no dejaba de reírse- ... y cuando tú tengas 17 el tendrá...44... Hecho un chaval...
- Me da igual... a mi me gustan maduros...- replicó Jessica.
- Pero mi padre estará pasado...- se rió con más ganas y cuando se calmó dijo- Anda, sal con Gilderoy y olvídate de...- se quedó sin habla cuando Lupin pasó por su lado, hacia la mesa de los profesores. Ana lo siguió con la mirada.
- ¿Qué me olvide de qué, pillada?-Jessica le inquirió sonriendo, pues se había dado cuenta de cómo miraba a Lupin.
- ...de... de... conquistar a mi padre...- dijo volviendo la mirada hacia Jessica la cual estaba divirtiéndose de la cara de alelada que se le había quedado a Ana.
- ...bueno, me parece que no soy la única a la que le gusta un profesor...- dijo tomando la copa y bebiendo un sorbo.
- Calla Jessica, por favor...- Ana María estaba totalmente sonrojada.
- No pasa nada, tonta; Lupin no está nada mal. Consigue que te castigue ¿eh?- le guiñó un ojo.
- No voy a hacer eso...
- Pero a que sí que te gusta ¿eh?- la rubia le dio con el codo a la morena- A mi me lo puedes contar; yo te he contado que me gusta tu padre...
- Esta bien... Sí, me gusta Lupin... Pero es un amor platónico, nada más.
- ¿Por qué no haces lo que yo y, esperas hasta la mayoría de edad para conquistarlo?
- Eh...Espera un momento; tú te has decidido conquistar a mi padre sin saber si está casado o no...- se enfadó.
- No seas ridícula, Me has dicho que eras huérfana de madre y, por lo tanto, Snape viudo... Que poca memoria tienes...
- ...sí... lo siento... pero estoy un poco...
- ¿Atontada?
- Sí... ¡No! Quiero decir agotada... me voy ya a la cama... buenas noches...- Ana se levantó de la mesa y se fue.
Jessica
no pudo dormirse hasta bien entrada la madrugada. No podía dejar de
pensar en el castigo con Snape. Estaba impaciente por cumplir la
mayoría de edad, quería que el tiempo pasase rápido. Quería
convertirse cuanto antes en una mujer, quería dejar de ser una
adolescente, una niña. Apenas pudo comer nada en el desayuno; no
cesaban sus miradas hacia la mesa de los docentes, donde se
encontraba su profesor de pociones comiendo.
Llegó
la hora del castigo; Jessica se dirigió hacia el despacho de Snape
con decisión. Cuando llegó a la puerta, la golpeó con energía.
- Adelante- la voz de Snape sonó desde el interior del despacho.
- ¡Ya estoy aquí!- entró Jessica con un todo de lo más jovial.
- Modera tu tono- ordenó serio.
- Sí, señor...- respondió l joven sonriendo.
- Siéntate...- Snape la siguió con la mirada.
- ¿Qué sorpresa me tiene preparada.... señor?- se sentó en su sitio.
- ...no puedo con ella...- pensó el profesor- vas a ordenar estos viejos archivos....- se acercó a una caja que había en el suelo- por orden.... alfabético...- se agachó para coger la caja y se le rajaron la parte de las posaderas de los pantalones, dejando a la vista sus negros calzoncillos.
- ¡Vaya!- exclamó Jessica excitada, divertida.
- ...demonios...- Snape se levantó de inmediato y se cubrió con las manos.
- ... esto... si me permite...- Jessica se acercó al azorado profesor- ... tienen arreglo, no se preocupe...
- Ahora vuelvo...
- Espere; yo puedo arreglárselos...- se ofreció con una leve sonrisa.
- ¿Sabe repararlos?- el profesor se extrañó- Son hechizos algo complejos para su edad...
- Mi abuela me los enseñó... vuélvase...- Jessica acentuó su sonrisa cuando Snape dejó al descubierto la raja de los pantalones.
- Rápido- ordenó el profesor.
- Creo que sería mejor que se los quitase y los reparara sin que los llevara puestos...- contuvo la risa.
- ¡¿Cómo!?- Snape se escandalizó.
- Por seguridad, señor...
Tras
unos momentos de duda, Snape decidió acceder; él no tenía ni idea
de hechizos domésticos y, tampoco quería que nadie viera aquel
accidente.
- Hágalo lo más rápido posible...- se tapó la parte delantera con las manos.
- No se preocupe...- Jessica cogió los pantalones del profesor que, aún estaban cálidos por el calor corporal de Snape- ...estarán enseguida....- con un movimiento de varita, la raja de los pantalones, desapareció- tenga...
- ...bien...- Snape se los volvió a poner- supongo que... debería perdonarle el castigo...
- ¡No!... digo, como quiera, señor...- Jessica le sonrió.
- Espero no tenerle que volver a castigar... – Snape se volvió a sentar en su silla- puede marcharse...
- Hasta mañana... señor...- dijo Jessica dirigiéndose hacia la puerta.
- Y ni qué decir tiene que, nadie debe saber de este pequeño incidente....Maloy- la fulminó con la mirada.
- Por supuesto que no, señor- Jessica salió del despacho de Snape tratando de no reírse.Escrito por Jessica